Este es un artículo que resume el taller de urgencias en la adolescencia que tuvo lugar en el último Congreso de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia que tuvo lugar en Valencia los días 1 y 2 de marzo.
Las urgencias en la adolescencia siguen siendo un desafío constante para el personal sanitario. El manejo inicial y las estrategias terapéuticas varían según la situación, siendo las más frecuentes las intoxicaciones, el dolor torácico y las crisis asmáticas refractarias al tratamiento convencional.
Las intoxicaciones en adolescentes pueden ser resultado de consumo accidental o intencional de sustancias. El manejo inicial incluye la estabilización del paciente, la identificación de la sustancia ingerida y la administración de antídotos específicos cuando sea posible. La descontaminación gastrointestinal y el soporte vital avanzado son cruciales en estos casos.
El dolor torácico en adolescentes puede tener múltiples etiologías, desde causas musculoesqueléticas hasta condiciones más graves como el neumotórax o problemas cardíacos. El enfoque inicial incluye una evaluación exhaustiva para descartar patologías graves. Las pruebas de imagen y los estudios electrocardiográficos son herramientas clave en el diagnóstico.
Las crisis asmáticas que no mejoran con el tratamiento inicial representan una urgencia médica. El manejo incluye la administración de broncodilatadores de acción rápida, corticosteroides sistémicos y, en casos severos, la ventilación asistida. La monitorización continua y el tratamiento agresivo son esenciales para prevenir complicaciones.
La mayoría de los adolescentes que acuden a urgencias suelen salir con diagnósticos menos graves, tales como problemas musculoesqueléticos, trastornos psicógenos, problemas respiratorios leves y afecciones gastrointestinales. Sin embargo, es fundamental que los profesionales sanitarios descarten siempre patologías graves que puedan comprometer la salud del joven.
La atención en urgencias a adolescentes requiere un enfoque integral y multidisciplinario, con un énfasis en la identificación rápida y el manejo adecuado de las condiciones potencialmente graves. El personal sanitario debe estar capacitado para responder eficazmente a las diversas necesidades de esta población, garantizando una atención de calidad y segura.
