Lefa S. Eddy
Centre MèdicSantRamon
Santa Coloma de Gramenet (Barcelona)
El término de acoso escolar fue acuñado por Olweus en 1986. Se refiere a cuando un alumno (la víctima) sufre de forma repetida a lo largo del tiempo acciones negativas por parte de otro alumno (el acosador o agresor),el cualsuele recibir apoyo de otros compañeros. O sea, es una conducta agresiva, intencionada y repetida hacia otro compañero, en forma de:
• insultos, burlas, intimidaciones, poner motes
• aislamiento sistemático, o hacerle el vacío, y que los demás lo hagan
• sembrar rumores, bulos, chismorrear
• agresiones físicas como darle empujones, collejas, pegar
• exigirle dinero
• amenazas verbales o por escrito (a través de un sms, chat, email, que se denomina ciberacoso o ciberbullying)
El acoso escolar se mantiene por la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y víctimas, sin intervenir de forma directa para pararlo.El adolescente debe saber que hay que comunicar el maltrato entre compañeros a otras personas no involucradas. Es importante no dejar que el silencio dé pie al agresor a abusar con mayor intensidad.
La víctima suele ser una persona insegura, tímida, con baja autoestima y sentimientos de vergüenza, pudiendollegar a sentirse culpable, por lo que es muy probableque no lo explique. Existe la idea errónea que quejarse al tutor es ser “chivato”, cobarde o desleal con el compañero; y es todo lo contrario, es ser valiente. Puede acabar afectando su rendimiento escolar, con riesgo de desarrollar un cuadro de ansiedad o depresión.
El agresor suele ser un adolescente con escasa empatía y comprensión moral, que se hace fuerte y se cree valorada y admirada, pero en realidad es temida. Le faltanestrategias no violentas para resolver conflictos, y acaba identificándose con un estilo violento de interacción que dificulta el desarrollo de relaciones positivas. Suele tender a la xenofobia y sexismo.
El observador (otro alumno) muchas veces tiene miedo a poder ser víctima de una agresión similar, por lo que no interviene en defensa de su compañero, y por tanto, acaba teniendo su parte de culpabilidad.
Además, existe el riesgo que vaya disminuyendo su capacidad de empatía y solidaridad con los demás. Es fundamental la intervención del adulto (el profesorado) para encauzar la situación.