Incorporar el ejercicio como un hábito desde la infancia no solo establece una base sólida para la salud física a lo largo de la vida, sino que también enseña a los niños habilidades importantes para manejar el estrés y mantener un equilibrio emocional. Además, el ejercicio regular puede mejorar la calidad del sueño, aumentar la energía y promover la concentración y el rendimiento académico.
Los deportes al aire libre y en equipo suelen implicar actividad física vigorosa, lo que contribuye a la salud cardiovascular, el desarrollo muscular, la coordinación y la resistencia. Pasar tiempo al aire libre también brinda beneficios adicionales, como la absorción de vitamina D del sol, que es esencial para la salud ósea y el bienestar general.
Los deportes en equipo fomentan la cooperación, la comunicación y el trabajo en equipo. Los adolescentes aprenden a trabajar juntos hacia un objetivo común, a respetar las habilidades y contribuciones de los demás, y a desarrollar relaciones positivas con sus compañeros de equipo.