Un número creciente de estudios señala que los trastornos de aprendizaje pueden manifestarse por primera vez en niños y adolescentes brillantes cuando enfrentan las crecientes exigencias académicas de la escuela secundaria y preparatoria. Estos estudiantes, que previamente habían logrado compensar o manejar sus áreas de debilidad, comienzan a mostrar signos de dificultades a medida que los desafíos educativos se intensifican.
Según expertos en psicopedagogía, esta situación se da en particular en aquellos alumnos que, a pesar de su inteligencia, encuentran cada vez más difícil cumplir con las expectativas escolares. A menudo, estas dificultades están relacionadas con trastornos de aprendizaje que pasaron inadvertidos en etapas anteriores debido a la capacidad de los niños para manejar sus problemas de forma independiente.
En otros casos, una discapacidad intelectual leve, no detectada en los primeros años de vida, puede desencadenar problemas escolares graves a medida que el entorno educativo se vuelve más exigente. Además, los trastornos de conducta, como el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), que se desarrollan durante la primera infancia, siguen siendo un desafío significativo para muchos adolescentes. Este trastorno, caracterizado por la falta de atención, hiperactividad e impulsividad, continúa afectando el rendimiento académico y social de los estudiantes, lo que agrava aún más sus dificultades escolares.
Los especialistas insisten en la necesidad de una detección temprana y un apoyo continuo para estos niños y adolescentes, con el fin de mitigar las consecuencias negativas en su desempeño escolar y bienestar emocional. Las intervenciones adecuadas pueden marcar una diferencia crucial en su capacidad para alcanzar su máximo potencial académico y personal.
